Ambas jugaban en Italia y Conchi ya iba camino de convertirse en una leyenda en el extranjero, con siete ligas y ocho copas en el calcio. Teodoro Nieto optó por dejar fuera a una de las mejores futbolistas de la época, la niña prodigio que había empezado a destacar en los setenta, que firmó uno de los primeros contratos profesionales en España y que emigró para vivir del fútbol.