El 4 de marzo de 1928 se inauguró el estadio en un empate por 2-2 ante Peñarol, el equipo uruguayo. Fue el segundo estadio de cemento del mundo, tras el Harvard Stadium norteamericano. Las personas que trabajaron para la construcción del estadio tuvieron que tirar incontables de carros cargados de tierra, gravilla y arena para rellenar el lugar y taparlo. En 1928, el club, que se hallaba sin estadio fijo porque el que utilizaba desde su traslado a Avellaneda quedó destruido por un incendio, construyó un nuevo estadio sobre un terreno ubicado cerca de las vías del tren, que se hallaba largamente inutilizable por un pantano.